El origen de la tradición del masaje con un manojo de hierbas en un baño ruso.
- banosrusos
- 10 abr 2024
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En tiempos antiguos, cuando la Rusia era gobernada por nobles príncipes, los habitantes de estas tierras adquirieron muchas tradiciones que se convirtieron en una parte integral de su cultura. Una de esas tradiciones fue el baño ruso: un lugar donde la gente se reunía no solo para limpiar el cuerpo, sino también para tener conversaciones profundas, mantener la salud y fortalecer el espíritu.
Sin embargo, la historia que dio origen a la tradición de azotarse con ramas en la sauna tiene sus raíces en el mito del gran príncipe Vladimir el Sol Rojo, quien gobernó en Kiev en el siglo X.
La leyenda cuenta que en uno de los calurosos días de verano, el príncipe Vladimir, agobiado por la sed y el cansancio de los asuntos políticos, salió a cazar en los bosques cercanos a Kiev. En busca de frescura, se adentró en el denso bosque, donde se encontró con un anciano sabio que le ordenó construir un baño y traer una rama de hierbas aromáticas.
Aunque el príncipe no le dio mucha importancia al consejo del anciano, decidió seguirlo y dio la orden de construir la sauna. Cuando llegó el momento de probar la nueva construcción, Vladimir llevó consigo la rama de hierbas aromáticas, tal como le había indicado el anciano.
A medida que el príncipe se sumergía en el calor del vapor, inhalando los aromas de las hierbas, sintió cómo su cansancio y tensión comenzaban a disiparse, como si se evaporaran junto con el sudor. Su cuerpo se renovaba y su alma encontraba paz. En ese momento, el príncipe Vladimir entendió que en las ramas, además de su aroma, había una fuerza especial capaz de limpiar tanto el cuerpo como el alma.
Desde entonces, la tradición de azotarse con ramas en la sauna se convirtió en una parte integral del baño ruso. Las ramas de diversas hierbas y plantas se convirtieron en símbolos de salud, pureza y bienestar espiritual. La gente creía que el azote con ramas no solo limpiaba el organismo de toxinas, sino que también conducía a la tranquilidad y armonía espiritual.
Aunque el tiempo pasaba y los grandes principados desaparecían, la tradición de azotarse con ramas en la sauna rusa se mantenía, convirtiéndose en un legado popular transmitido de generación en generación. Hoy en día, sigue viviendo en los corazones de aquellos que valoran las tradiciones y cuidan la cultura de sus ancestros.

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